Llevo un tiempo desconectado de los "medios". Un período que he cortado hoy leyendo EL PAÍS. Siempre he sostenido que con cuanta menos información cuentes sobre determinados fenómenos, más fácil te resulta hacerte una idea de lo que en realidad está sucediendo.
Porque, en realidad, siempre pasa lo mismo.
Los diarios cuentan todos los días con un número muy parecido de páginas, por lo que tienen que llenar una maqueta prediseñada de contenido. Esto se hace de manera planificada a principios de semana o de mes. Cuanta menos pasta tenga un medio, con menos plazo se hace.
No hace falta ser profesor de Ciencias de la Información para darse cuenta de esto. Tampoco hace falta ser periodista. Hablamos de empresas que producen este tipo de "mercancías", que diría Marx.
Unas mercancías que adoctrinan -nos dicen en qué pensar y en qué no, qué es lo más importante- pero que no están sujetas a regulación alguna. No pagan multa por contaminar, cuando intervienen como instrusos en las conciencias de los ciudadanos. Lamentablemente, nadie se ha inventado, por ahora, el concepto de "Ecología Mental".
Una posible estrategia de resistencia podría ser la de no comprar periódicos. Demasiado tarde: hay gratuitos y confidenciales de sobra. La crisis, no obstante, puede suponer una oportunidad. Consumidores más mentalizados pueden dar lugar a medios que tomen al ciudadano como tal y no como a un tontopolla(s).
Termino, por ahora, con un nuevo género de prensa que he descubierto. Prensa Salmón-Amarilla: EL ECONOMISTA o EXPANSIÓN. Detrás de EXPANSIÓN está Pedro J. Ramírez. La redactora jefa de EL ECONOMISTA no se pierde un debate en Libertad Digital TV. Los de EXPANSIÓN salen en COPE y en EL MUNDO TV. ¿Y estos son los que nos van a explicar la crisis?
*Estoy unos días por Málaga, esto del Festival de Cine es como la Semana Santa si uno está en paro. Desfiles y más desfiles.
1 comentario:
Ver no es igual a comprender, como diría un tal Ferrán Fernández.
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