martes, 3 de febrero de 2015

Jugando con reglas inventadas por los mayores...

Tengo unos amigos, que son hermanos y que, de pequeños, se señalaban con el mando a distancia gritándose, ansiosos: "¡¡Toma cáncer, toma cáncer!!" Pensaban que el mando daba cáncer y se dirigían el uno al otro el arma mortal. Siempre ganaba el mismo, el más grande. La fuerza le daba la razón.

Y es increíble la cantidad de ocasiones en las que la fuerza te da la razón. Lo estamos viendo todos los días: más que querer es poder, poder es poder. Por eso no pueden hacerse muchas cosas. Y el más chico de los dos hermanos perdía siempre en la pelea del mando. Y con las flechas y los arcos. Y en muchos más juegos con reglas elaboradas por niños mayores, vengativos y calculadores.

Hace muchos años que yo le estaba ganando una partida de cartas a una amiga. Jugábamos en su casa. De pronto, cambió las reglas: "Pues en mi casa se juega así". En este caso, las reglas eran una cuestión de propiedad privada. Mi amiga ganó porque podía.

La próxima vez que juguemos a algo, preguntémonos quién ha puesto las reglas y por qué. Y con esto termina el post de hoy, que comenzó contando una anécdota infantil y que termina declarando la guerra al sistema normativo instituido. Ea. 


1 comentario:

Anónimo dijo...

Las reglas las pactamos continuamente a través de nuestras prácticas e interacciones, dirían los postmodernos de la construcción social de la realidad. Yo digo que las impone el que ocupa la posición mejor en cada situación. ¿Me debería definir bourdeauviano?
En todo caso, el importante no es ganar o perder una, sino resistir en el juego. La vida y la amistad son una competición de aguante.

Saludos cordobeses

Un sátiro