martes, 26 de mayo de 2009

¿Ha mejorado nuestra vida con la tecnología?

Y el hombre bajó del árbol. Venía del mono -aunque haya muchos hombres que ahora vayan, convencidos, hacia el mono- y caminó a cuatro patas durante kilómetros, hasta que se hartó y se sirvió de solo dos de sus miembros: las traseras. Y con el hombre, incluimos a las mujeres, confiando en que Bibiana Aído no pretenda revisar este período de nuestra historia. 

El susodicho homínido siguió andando y andando hasta matar a un oso con una enorme rama. Después, uno de su tribu consiguió hacer fuego con dos piedras. Ya tenían el festín. Había nacido la técnica: un producto cultural surgido para que el hombre mantuviera y conservara su estatus de animal social: la técnica no era neutra, sino que nacía con un autor y unos objetivos determinados; tenía, por tanto, una ideología subyacente. A lo largo de los siglos, la técnica sirvió para solucionar problemas y favorecer la pervivencia y el avance de los hombres. Y de las mujeres.

Pero el maldito humano tuvo que seguir caminando y construir unas enormes naves industriales en las que miles de homínidos como él trabajaban por cuatro libras, rodeados de vapor. La técnica, o tecnología ya, no tenía ni pizca de gracia para ellos. Estábamos en el capitalismo. Pero al menos este no era como el que tenemos ahora. 

Hoy día, chicos y chicas seguimos sobre dos pies -aunque algunos prometen, ya lo hemos dicho- retroceder a posturas más cómodas- y vivimos, más bien, de la técnica y de la tecnología. Adquirimos aparatos que mejoran nuestra vida: pantalla plana, móviles con cámara, ipods, superportátiles, USB con 50 gigas... Todo se queda corto con lo que va a venir: es una industria que se retroalimenta. 

Rodeados de gilipolleces, no nos damos cuenta de que no suplen necesidades, sino que las crean previamente para satisfacerlas después. Lo mismo ocurre con los productos culturales: televisión, vídeos, películas, todo se va superando a sí mismo y avanza: es el "progreso". 

Parece que la máquina solo puede sobrevivir avanzando, creando y machacando lo anterior. Algunos comenzamos a esperar al muro de hormigón en el que se estrelle definitivamente.

4 comentarios:

Adrian Vogel dijo...

La electricidad, el agua caliente, la calefacción, etc. y sobre todo Fleming nos han mejorado la vida. Otra cosa son las otras cosas…

Pedro Villena dijo...

La carrera tecnológica nos brinda cada día una gilipollez aún más grande que la anterior.

Los móviles se agrandan, encogen, se vuelven monstruosamente grandes... y seguimos picando el anzuelo.

¿Necesitamos muchos de los caprichos que nos permitimos?.

En algunos lugares recónditos de África, el objeto de más valor perteneciente a una familia entera puede ser el bidón de plástico con el que van a recoger agua. Deberíamos reflexionar sobre la cantidad de dinero que derrochamos.

Anónimo dijo...

Bueno, de eso se trata, todo radica en el consumo, sin el consumo y la creación de nuevas necesidades que lo sustenten, el sistema económico está perdido; aunque es algo relativamente fácil de percibir, con la actual crisis económica ha quedado como dogma. Recuerda que Zapatero ha dicho: ¡Hay que consumir! Amén.

Narrateitor dijo...

El problema no es la tecnología, sino la mentalidad. La medicina es parte de la tecnología, y es obvio que se han eliminado enfermedades (otro asunto es la ética de las empersas que gestionan los medicamentos, ejecutivos dinero-pensadores).

Puestos a usar un ordenador, mejor con pantalla plana que tradicional, dado que no es un bombardeo constante de electrones para nuestra retina. Ahora bien, hay que tener un poco de idea y no pasarse el día en un puto ordenador.

La tecnología siempre dependerá de la mentalidad con que se use. Si la mentalidad es "pan y circo" para eso será enfocada la tecnología, aparte de cubrir unas necesidades básicas respecto a salud.

Saliendo del tema, la ciencia también se ha desvirtuado en cierta medida, ya que la mayoría de la ciencia (salvo posiblemente la ciencia pura, las matemáticas) se ha enfocado casi en su totalidad a la productividad, olvidando en gran medida (no en toda, por suerte), su objetivo principal: calmar el ansia de saber consiguiendo conocer más acerca de nuestro universo.

Hay que cambiar la mentalidad, y no tan solo cambiar de partido político en los gobiernos.