Desde que terminó el "proceso de paz", e incluso durante este, la derecha política y mediática marcó la agenda, así como retuvo un cierto derecho de veto sobre las acciones del Ejecutivo. De ahí que el Gobierno realizara una ridícula ilegalización parcial, en 2007, de la formación Acción Nacionalista Vasca (ANV, un partido proveniente de la II República, "contaminado" con ciertos políticos provenientes de Herri Batasuna), para, después, proceder a una judicialización y criminalización de todas sus acciones. La formación, por arte de magia, pasó de ser legal a un partido ilegalizado de facto.
No dejo de alegrarme cuando detienen a un etarra, a dos, o descabezan una y otra vez la organización. Pienso que ETA, hoy día, hace más favor a los grupos represivos que gracias a ella se consolidan, que a cualquier movimiento de bases de izquierda que haya detrás.
ETA debe desaparecer, implosionar, borrarse de la faz de la tierra, cuanto antes.
Pero sería deseable que las ideas comenzaran a ser legales, cada vez más a menudo.
No creo que Iniciativa Internacionalista sea un instrumento para reavivar ETA. Más bien, creo que el Supremo, Interior y el Ejecutivo le tienen más miedo a un Rajoy esgrimiendo de nuevo el "¡Ha metido a ETA en el Parlamento Europeo!" Y eso resulta bastante grave en términos democráticos.
Como también es preocupante que la derecha nacionalista española, cañí y partidaria de los sanguinarios y chapuceros GAL hasta que le vieron la oportunidad electoral, felicite al Gobierno por su "rectificación" en política antiterrorista.
Quiero ver cuanto antes el fin de ETA. Pero, al mismo tiempo, quiero que la Izquierda Abertzale pueda poblar los Ayuntamientos y el Parlamento Vasco, así como el español, luchando por sus propuestas radicales, sociales e independentistas, negociando la situación de los presos etarras y contribuyendo a la pluralidad de esta nación -o lo que sea- de pueblos, clases, banqueros y otros trabajadores que es España, o como se quiera llamar.
El Gobierno no da más de sí. Los independentistas han de ser ahora inteligentes. Les queda poco para defender sus ideas. Ahora toca soltar lastre. Y rechazar, de vez en cuando, el recurso al explosivo.
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