miércoles, 1 de julio de 2009

¿Es Internet totalitaria?

El otro día estuve buceando por Google y buscando qué salía con mi nombre y apellidos. No es precisamente la primera vez que lo hago.

Aparecen muchas entradas. La mayoría están relacionadas con mi etapa como redactor jefe de EL PLURAL. Muchas de estas expresan posiciones nada objetivas sobre la Iglesia, el Partido Popular, el presidente Rodríguez Zapatero o muchos otros aspectos de la vida política española.

Es decir, que, en el ejercicio de mi actividad profesional, he ido dejando rastro. Un camino que mancha y que permite a cualquiera conocer mi ADN ideológico, o bien mi capacidad de sumisión a una determinada línea editorial.

Pero se puede profundizar y pueden encontrarse fotografías mías; vía redes como Facebook es posible acceder incluso a vídeos o instantáneas más personales.

De este modo, una persona que tuviera que hacer un determinado dossier para una empresa, o bien que me estuviera investigando, tendría un montón de información nada más conectarse a la red. Y no es algo que haya pensado demasiado cuando me pronunciaba públicamente a través de este soporte: se trata de un contrato implícito que en seguida olvidamos.

El caso es que la ilimitada libertad de Internet esconde una ilimitada capacidad de vigilar. Hay un ojo que está alerta y capaz de ver mucho de lo que somos y de lo que hemos hecho. Como estamos acostumbrados a este medio, actuamos cada vez de modo más espontáneo, y ya no hace falta ser un hacker para acceder a datos íntimos y personales. El mero método de la inferencia o la deducción ya aportan muchos datos de por sí.

No hace falta referirse a las webs con fotos de menores para ver el lado oscuro de Internet. Una red global que tiene muchas virtudes pero que escapa a nuestro control sin ninguna duda. Una biografía, la nuestra, que queda grabada en la red y a disposición de cualquiera. No ha de cundir la paranoia, pero sí estar intelectualmente alerta: esta calle virtual está llena de gente, y en la calle hay de todo.

1 comentario:

Fet dijo...

¿Y madre sólo hay una?
Un abrazo.