domingo, 19 de julio de 2009

Hay que pasarlo bien (por cojones)

Me permito esta reflexión después de haber asistido a una boda cuyo excelente convite contaba, a su final, con unas cuatro horas de baile desenfrenado, no obligatorio, de las que solo consumí una cuarta parte y con cierto esfuerzo:

No has bebido porque no quieres, o porque tienes que conducir después, o porque, por alguna razón, no puedes, y lo ves todo un poco más claro. Es lógico que la familia de los novios celebre con desbordante alegría un día tan importante para sus hijos.

Pero todo parece indicar que es obligatorio que tú lo estés también flipando.

Al fin y al cabo, el escenario es el mismo de siempre, pocas variaciones. Colas de bebedores y una música a tope que te impide mantener una conversación mínimamente coherente. Recuerdas Alguien voló sobre el nido del cuco y asemejas los bebedores a aquellos enfermos que tomaban la pastilla para no ponerse excesivamente nerviosos o rebeldes; en aquella película, además, la enfermera jefe ponía una determinada música para crear un ambiente particular. ¿Casualidades? Más bien, cosas que le vienen a uno a la cabeza.

- Lo que te pasa a ti es que estás muy mal follao, por eso escribes estas cosas. ¿Por qué no bebes un poquito y te pones a bailar, o buscas alguna tía? Venga, haz como yo.

Respuestas como estas interrumpen, afortunadamente, tu reflexión -como una especie de ruido exterior- y te hacen regresar a la tierra con un aire de culpabilidad -"joder, sí que soy raro"- para empezar a divertirte brutalmente durante unos minutos (todo lo que puedes aguantar). Sin alcohol es como ir sin gasolina, el empuje se acaba enseguida...

Si es necesario beber tanto y tener el musicón tan alto, es que probablemente se esté intentando tapar algo muy sonoro. Y te vuelve el mismo individuo, u otro, y te repite que bebas. Y que ligues, o que bailes, para no ser raro y no dar la nota.

Porque parece como si, con tu cara larga y, en cierto modo, justificada, estuvieras poniendo en evidencia a los demás. Como si al estar de brazos cruzados señalaras o hicieras una crítica general.

- ¿Por qué no te vas? Para estar así, yo me iría.

Y es que ya no hace falta que te insistan en la bebida, porque ya lo tienes tú interiorizado como un alter ego que te vigila por si te desvías. Y sabes cuál es la única solución.

- Me voy, sí, tan temprano, ¡hasta la próxima!

Y lamentas perderte la pelea etílica que corona cada velada.

4 comentarios:

Fet dijo...

Lo malo es cuando te toca llenar el buga de comatosos estílicos e ir repartiéndolos por toda la aldea.

Fet dijo...

etílicos, copón.

Lluïsa dijo...

Bueno, Andrés, voy a leer tu libro. Estamos en verano y ya se sabe: "lo bueno si es breve dos veces bueno".

Ya te haré la crítica literaria. JI JI

Laura Virue dijo...

Las bodas no me gustan nada, pero sin duda, lo peor, las horitas de baile y barra libre... ¿por qué la gente es lo que espera con extraña ilusión? Y parece que hay racha de casamientos... ¿no estábamos en crisis?
Saludos calurosos desde casa nueva :)