sábado, 16 de enero de 2010

¿Hasta dónde nos la suda Haití?

Por mi trabajo actual, no paro de ver imágenes del terremoto en la isla de Haití.

Y lo cierto es que llega un momento en que lo que veo me da igual.

Quizá lo que ocurre es que nos lo han puesto ya muchas veces en películas, documentales u otros acontecimientos: una masacre humana -que no humanitaria- unos cuantos supervivientes que viven en la anarquía absoluta, en la que reinan los instintos más animales.

¿Quién escribe el guión de la "actualidad"? ¿Estaba acaso el genocidio natural programado, pensado dentro de la secuencia de lo que vamos recibiendo en nuestra "libre" cotidianeidad? ¿No es un acontecimiento suficientemente grave como para no hablar de otra cosa?

Decía Baudrillard en 1991 que "La guerra del Golfo no tuvo lugar", sino que era una construcción simbólica, un negocio de los medios de comunicación que trazaba parte de nuestra vida social. Pero el francés se adelantaba a advertir de que no por no "existir" dejaban de morir personas en el antiguo país de Sadam.

¿Son los de Haití personas para nosotros o solo ceros? ¿A cuánto llega la cuota de "sufrimiento" que estamos dispuestos a tolerar: un euro para Haití, un suspiro, un vistazo a la prensa, tres tópicos? ¿Con cuánto nos quedamos satisfechos para pasar a otra cosa? ¿Es acaso lo que escribo lo más cínico que se puede decir de un terremoto que ha borrado a 200.000 pobres de la faz de la tierra?

Desde luego, la tarta queda mejor distribuida después de este pequeño ajuste.

2 comentarios:

ivansanse dijo...

Los terremotos no matan, mata la pobreza. Haití ha sido un país pobre y oprimido por el primer mundo. En Tokio tienen terremotos con “frecuencia” y no muere apenas nadie.
Lo que está claro es que Haití era muy pobre antes del terremoto y nadie se acordaba de ellos, ahora por desgracia todo el mundo se acuerda de ellos y envían ayuda humanitaria. Pero qué pasará cuando el terremoto de Haití pase de moda….

Anónimo dijo...

Sincero y valiente. Dos valores que escasean.