lunes, 18 de junio de 2012

Mis 'locas' aventuras en los Estados Unidos (I)

De pronto me encontré en un descampado, a las doce de la noche, con solo el ruido del viento agitando las ramas como compañía. Acababa de terminar un viaje de veintidós horas y todavía no había encontrado 'Escher House', la Cooperativa de viviendas en la que finalmente conseguí alojarme.

Me dio por pensar que me encontraba en el primer capítulo de 'Walking dead', o algo por el estilo. Y digo el primer capítulo porque en este tipo de capítulos -sea en la serie que sea- siempre sale un gilipollas -muchas veces rubio- al que matan en los dos primeros minutos: ¡todo con tal de que los dos primeros minutos enganchen! Pues ya podrían comerse a la madre del guionista.
Mis dos primeros minutos no fueron, por suerte, tan 'exciting' y al final di con la puerta de la vivienda. Me abrió un chino, o al menos alguien con cara de chino -luego se enfadan si les llamas chinos, porque en realidad provienen de uno de esos países casi chinos pero que en realidad, dicen, no lo son-.

Mi habitación estaba oscura y así sigue, aunque me he hecho con una 'guff' lámpara. 'Guff' significa todo aquello que no quieres o que no te cabe en la maleta cuando te vuelves y que por tanto dejas en cualquier sitio de la enorme casa esta. Hay hasta 'guff' food. Probablemente haya 'guff' children por aquí, se me ha ocurrido pensar, todo es posible. Pero por ahora ningún zombie.

He dicho anteriormente que hay chinos. Hay muchos negros también. Pronto iré a Detroit, llena de negros en el centro y con los blancos en los suburbios. Un conflicto político-étnico servido. A quién se le ocurre...

Los chinos no me hacen caso así que he conocido a un vietnamita y a un indio muy simpáticos. El indio o es comunista o es de la CIA y quiere pillarme a mí en un falso movimiento -me ha dicho de ir a 'Occupy Ann Arbor', cosa que no pienso perderme-. El vietnamita no parece muy interesado en estos asuntos porque dice que en su país no le dejan protestar. Es lo que pasa con los comunistas: son magníficos hasta que cogen el poder. El poder siempre viene grande y hay que prohibir. Yo les he propuesto pensar en una 'tercera vía' y así nos hemos terminado rápido la cena.

Y aquí queda la primera entrega de mis aventuras yankies. Trataré de contar cosas interesantes con frecuencia (¿todos los días? Hacédmelo saber de algún modo...) y, si no me ocurre nada chulo, me lo inventaré. Es lo que tiene la distancia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Curioso. Yo la única vez que estuve en EEUU lo primero que aprendí fue la diferenciación fonética entre pedir una "burger" y un moco "booger". Muy útil :p

Le damos un "like" y un "follow" a tu diario de abordo....

Estefania