martes, 10 de septiembre de 2013

En un enorme tazón de café con leche

Madrid, ahora mismo, es un café con leche. Casi toda España lo es. El agónico discurso de la Alcaldesa representa una metáfora de lo que podemos ofrecer al exterior: un manchadito en una plaza concurrida, con un poco de sol, si tenemos algo de suerte.

Ya manido el recurso de Bienvenido, Mr. Marshall, este país se reivindica como zona libre para las inversiones. El problema es que estas se resisten a llegar. Para ello se han concebido dos, tres o cuatro reformas laborales, se han bajado los sueldos y se ha abierto vía libre para la privatización de los servicios públicos que aportan valor social.

Se ha conseguido que protestar en la calle sea reaccionario. Ya no es el empleo, sino los empleos, los que resultan de máxima urgencia. La creación de puestos de trabajo se producirá mientras se destruya la imagen que teníamos de trabajador: nos dirigimos a una economía de empresarios en pijama y de free lancers que se harán a sí mismos. Todo punto com, todo web 2.0, emprendimiento, crecimiento personal, crowdfunding, y sobre todo confianza en uno mismo, en que, solo con tus esfuerzos, puedes llegar a convertirte en aquello que sueñas.

Si no lo consigues, sal de España. Cágate en ella. Métete en un grupo de Facebook sobre españoles que andan fuera y comparte tus impresiones: la corrupción, los medios, la gente... Vota por correo a un partido progresista...

Entretanto, el espectáculo nacional continuará de la misma guisa: sesiones parlamentarias en las que el bipartito debate sobre los delitos de Bárcenas, sin destapar que el trinque es uno de los sectores principales de nuestra economía; titulares en Internet que subrayan lo dicho por este señor y, después, por este otro; banderas con el pollo que han cobrado vida propia; cadenas humanas a base de autobuses de partido...

Nuestra relaxing cup of coffee continúa...