jueves, 21 de noviembre de 2013

La recuperación dominante y la resistencia necesaria

Recuerdo que el pasado verano, el presidente del Instituto Elcano (uno de los 'think tank' más influyentes del país) consideró, al final de una conferencia, que la crisis estaba a punto de terminar. Ya comienzan, decía, a darse los primeros indicios de una recuperación. Más que la percepción de un cambio, el final del monólogo del ponente parecía fruto de una decisión, la de conceder que ya era hora de que llegaran otros tiempos distintos.

De una manera similar, un tanto desconfiada a veces, los principales altavoces de la democracia llevan unas cuantas semanas concediéndonos ese final de ciclo con la aparición de numerosos brotes verdes. Como la mayoría de estos no pueden verse y no nos han llegado al buzón en forma de parné o de bienes, los medios de comunicación y los expertos se prodigan en explicaciones sobre adquisiciones de empresas españolas y entradas de capital que aprehendemos de manera parecida a como la mayoría de nosotros incluimos en nuestra cotidianeidad al cuerpo de Cristo.

Al margen de que las cifras económicas son en parte construcciones que distan de la realidad, a lo que sí se asiste es a la elaboración de un relato que emerge con más fuerza que nunca en estos seis años de crisis y de transformación del sistema. Es muy probable que nos encontremos al principio de la etapa de recuperación y que esta se prolongue durante muchos años, más, incluso, que el período denominado de recesión.

Ante la amenaza de la construcción de un discurso en el que viviremos durante años, deberíamos impedir que estas narraciones nos impidieran ver la realidad: ¿qué ha ocurrido durante los años de la "crisis"? ¿Qué pasaba antes de su inicio? ¿Qué sucederá a lo largo de la recuperación? Derrotado el factor trabajo y absorbido por  el factor capital (en parte, con el dinero de los contribuyentes) si hay izquierda, esta deberá ser intelectual, honesta y sincera. La amenaza del discurso dominante es casi tan grave como la que representan las privaciones por las que hemos pasado y las que nos esperan en las felices fechas próximas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Esperemos que sea una etapa de recuperación, de recuperación en toda regla; llegando incluso no sólo a poder responder las preguntas que lanzas, sino también a pensarlas. Porque...cuando falta el pan, comienzan a faltar también las palabras.

Án(ó)nimo, de nuevo.

Edelmino Pagüero dijo...

¡Gracias por leerlo!