lunes, 5 de enero de 2015

"Peli y mantita"... y otras miserias

He sido, desde pequeño, un rebelde. Pero no uno de esos héroes que denuncian injusticias, salvan a las personas y persiguen a los malvados. Dado mi pequeño tamaño (que en la niñez era comparativamente inferior) mi timidez crónica y mi falta de valores encomiables, decidí limitarme a rebeldías menores. Entre ellas me gustaría mencionar la lucha que mantengo contra expresiones que me parecen estúpidas, que se enquistan y se reproducen eternamente en nuestra lengua. Como estoy tanto tiempo al día pensando (ojalá no fuera así), me subleva la repetición automática. Y por eso me rebelo.

Seguro que a algunos de vosotros, aunque no seáis héroes como yo, os sublevan expresiones y palabrejas que se quedan inevitablemente adheridas a nuestro idioma. En este caso voy a referirme a "peli y mantita". Pongamos un ejemplo:

- ¿Vas a salir hoy, Gumersinda? Yo voy a estar con mis amigos en la plaza de Los carceleros. Tomaremos algo y luego iremos a alguna discoteca. Qué, ¿te vienes o no?
- ¡Qué va! Hoy hace mucho frío y, además, he dormido pocas horas. ¡Hoy lo que pega es peli y mantita en el sofá! Creo que me voy a poner a ver otra vez Amelie o algo así. ¡Planazo!

Quiero que os metáis en mi situación, que sepáis lo que siento: no es que no tolere la situación sugerida, es que me gustaría estar en casa de Gumersinda para meterle fuego a la mantita. Gumer empezaría a notar más calor del planeado y terminaría por salir corriendo. O, en un caso mejor, todo se incendiaría, y también el DVD con Amelie dentro.

¿Peli y mantita? ¿No puedes decir que no tienes ganas de salir y que te acostarás, o que verás una maldita película? ¿Crees que se hablará de ello esa noche en la plaza de Los carceleros? ¿De verdad lo crees? ¿Has pensado en hacerte una foto en esa situación?

Quizá todo tenga que ver con que esta sociedad postnada es un ring continuo en el que hay que salir constantemente vencedor en la asignatura "diversión". Y por eso no nos perdonamos un eslogan, un maldito momento en el que decir "no voy a hacer nada, estoy hecho un muermo hoy". Porque a mí me pasa, y creo que no soy el único. En esos momentos no digo "¡planazo: mirar al techo haciéndome cosquillitas en el vientre!

No sé si es necesaria otra guerra civil para expurgar estos demonios, pero lo cierto es que no se me ocurre, ahora mismo, una alternativa. He consultado a varios psiquiatras y me dicen que no me dan pastillas para eso, que pruebe las flores de Bach. Me imagino a Bach, con sus flores y una mantita...

A lo mejor es que ese tipo de personas son más felices que yo y disfrutan hasta de una piedra. Es posible que haya distintas concepciones de la felicidad, y también es posible que la piedra les quepa por algún que otro orificio. El caso es que yo hoy tengo fiebre y películas que ver, pero resisto en mi empeño y me quedaré sentado en una silla, mirando al techo, o corrigiendo este decisivo post.

El sofá, entretanto, me mira con una mueca burlona. 

No hay comentarios: