lunes, 26 de enero de 2015

Syriza, esa criatura creada por Merkel

Al margen de las celebraciones, o de las lamentaciones, a raíz de la victoria de Syriza el pasado domingo en Grecia, cabe hacerse algunas preguntas: ¿qué representa en realidad este partido? El éxito de Syriza es la consecuencia lógica de un larguísimo período de humillación (merecida o no) a una nación. Un intervalo vejatorio que comenzó con una de las decisiones de política económica más lamentables de las últimas décadas: los rescates financieros, por los cuales los contribuyentes aseguraron a los bancos acreedores el pago de la deuda del país deudor.

Grecia no es Barrio Sésamo, con Espinete y Don Pimpón asustados ante la imagen de Angela la teutona. Dictadura y después democracia corrupta, los dirigentes griegos mintieron durante años en sus cifras de déficit. El pánico financiero, los especuladores y la opinión pública nórdica acabaron condenándolos a las tinieblas. Pero las instituciones europeas y la banca alemana crearon una grave crisis en Europa que, además, no tiene soluciones claras: los planes de austeridad no han servido para reducir las deudas, ni para hacer reformas adecuadas, ni para salir de la crisis. Hemos perdido cinco años y la responsabilidad, además de nuestra, es de un conjunto de decisiones políticas auténticamente lamentables.

Y en esto apareció Syriza... y Podemos, y lo que venga en otros países. Un escenario probable es el de una conferencia sobre la deuda en cuestión de meses. Para cortar el efecto dominó que cada vez se teme más. Pero los alemanes podrían dar otra vez la sorpresa y ser aún más tercos y miopes de lo que han demostrado ser hasta ahora. Nos podrían hacer perder cinco o diez años más si quieren. Y perderán también ellos.

Solo espero que la victoria de Alexis Tsipras y la gestión de Varoufakis como ministro de finanzas representen un cambio de un proceso de degeneración que no tiene salida clara. En pocas semanas tendremos alguna noticia.

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