lunes, 8 de diciembre de 2008

ETA implosiona


Tras los tres nuevos detenidos, entre ellos, el supuesto nuevo líder de la banda, es más que un hecho que el pánico cunde en ETA. Algo parecido firmé hace unos días en El Plural y reproduje aquí. Las fuentes no eran malas, como queda ahora de manifiesto. Rubalcaba, en sus declaraciones, ha vuelto a dejarlo claro: los siguientes estarán en la cárcel casi antes de saberlo.


Desde la ruptura de la tregua -y ya acertó hace más de un año el periodista vasco Javier Ortiz al señalar que ambos bandos habían aprovechado dicho período para rearmarse- ETA pierde terreno militarmente hablando. Pero durante los últimos meses se desmorona a pasos agigantados. En cualquier momento puede producirse el peor de sus atentados, pues juegan con ventaja, pero la tendencia está clara.


Cuando pienso sobre la evolución de este terrorismo anacrónico -pues resulta atípico ya hoy día que no se inmolen, que no sean islámicos y que no provengan de países teocráticos o tercermundistas- recuerdo la desaparición vía "implosión" de la que hablaba el filósofo y sociólogo situacionista Jean Baudrillard en "Cultura y simulacro". Baudrillard, de pronunciarse ahora, sería frío con ETA y la bautizaría algo así como una banda de "hijos descarriados del mayo francés, sedimentos del simulacro de 1968 perdidos en el eterno museo del mundo actual". ETA sería hoy, frente al "terrorismo duro" e incontrolable de Al-Qaeda y similares, un simple resto, casi fosilizado, de aquellas luchas iniciadas por otros motivos a finales de los años sesenta en el mundo entero.


Ya no les queda ni causa, ni ideología, ni razón alguna. Son sus propios verdugos. Y ahí han encontrado -llegue antes o después- su final.


Baudrillard era un cínico, pero creó bastante escuela.

2 comentarios:

Fet dijo...

Desde hace tiempo solo les queda la motivación económica. El 11-M les asestó el golpe definitivo, pues hasta entonces una importante masa social no se hacía una idea real de lo que era la barbarie terrorista.
Y es que uno es lo mismo que doscientos: injustificable, demente, totalitarista... Una posición que, en el caso de nuestra banda de cretinos particular no tiene tan siquiera la excusa de la miseria, la falta de futuro o la agresión militar de la que pueden echar mano los fundamentalistas islámicos.
Y encima, Rubalcaba. Si yo tuviese a ese hombre detrás estaría acojonado.
Desaprovecharon una grandísima oportunidad rompiendo la tregua, ya solo les queda una salida. Y ni siquiera es morir matando, porque su capacidad está cada vez más mermada. Igual que su intelecto y su visión política.

Anónimo dijo...

¿Y la represión policial-judicial? ¿Hasta dónde estarán llegando los servicios secretos españoles? Creo que también hay que tener en cuenta estos aspectos críticos para tener una perspectiva completa sobre el asunto.