viernes, 5 de junio de 2009

¿Sabría el PP sacarnos de esta crisis?

Lo que parece claro es que los actos del Partido Popular, al menos en Andalucía, reúnen a más gente que los de los socialistas. Las Nuevas Generaciones reverberan con más orgullo que las juventudes de Zapatero, y pueblan los mítines con militantes jóvenes y peinados por un mismo patrón: los delfines conservadores o liberales son reconocibles a más de diez pasos de distancia. 

Después de escuchar a Javier Arenas en cualquiera de estas citas previas a las europeas, nos quedan dos ideas bastante claras. La primera, que el líder del PP andaluz no tiene pensado, por ahora, llegar montado en un precioso caballo blanco a los actos públicos preparados por su partido. Y, la segunda y más importante, que el Partido Popular sabe que sacaría pronto a España de la crisis, "como ya lo hicimos en el pasado". 

Se refieren los populares a la gestión económica que entre 1996 y 2004 llevó a cabo el presidente José María Aznar. En efecto, durante este período, España creció en términos de Producto Interior Bruto (PIB), lo cual para la sabiduría convencional liberal representa un indicador necesario y suficiente para medir la salud económica de un país al completo. 

Sin entrar a discutir sobre la importancia que otras variables macroeconómicas representan en el análisis de la economía de un país, deberíamos centrarnos en esta relación causa-efecto que establecen los dirigentes conservadores como pilar de la anterior argumentación: si bien podemos estar seguros de que la estancia de Aznar en el Ejecutivo coincide con una larga etapa de crecimiento económico en este país -medida por el mencionado indicador-, sería temerario y probablemente incorrecto deducir que tal evolución de nuestra economía se gestó solo gracias al gobierno del partido conservador. 

En esta idea permanecen, sin embargo, cómodamente enquistados los populares. Para colmo, y como la campaña se liquida a brochazo limpio, este tipo de asociaciones permanecen como una especie de mantra obsesivo en lo que se dice y lo que no se dice: igual que con Felipe González, Zapatero nos ha traído la crisis; como con Aznar, el PP es la única solución para que la economía española vuelva a recuperarse totalmente. De la diferencia entre épocas y problemas tan dispares no se ocupa precisamente el análisis que realiza este partido.

Confundir el paralelismo o correlación entre dos fenómenos y atribuir uno al otro es un problema que se trata mucho en las consultas de psicólogos y psicoanalistas. En estas se examinan a veces traumas, que, en ocasiones, se atribuyen a determinados objetos o circunstancias que nada han tenido que ver en el problema vivido. Hablamos, en estas ocasiones, de reflejos condicionados, pensamientos "automáticos" e incluso "mágicos".

El mejor ejemplo de este tipo de reflejos lo puso de relieve José María Aznar cuando se presentó como el verdadero origen del "milagro" español. Un pensamiento infantil, de acuerdo con el comportamiento que exhibe el ex mandatario últimamente en todo foro que visita. Y sus esbirros no le van a la zaga: en una de las campañas menos europeístas que hemos vivido, este tipo de razonamientos públicos siguen predominando como principales ideas-fuerza.  Quizá la gravedad de la crisis moral, social y económica que vivimos provoque un cataclismo intelectual, una marea que se lleve bien lejos a ciertos patrocinadores, impulsores y mecenas de este de reflexiones, tan poco respetuosas con la inteligencia de los ciudadanos.

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