martes, 7 de julio de 2009

Chorizos, y otros embutidos

Será presunto, pero está casi demostrado ya que Francisco Camps es un chorizo profesional. Con la aureola de presidente imbatible, ha permitido crecer a su alrededor una auténtica trama de rufianes agradecidos y crecidos por las mayorías absolutas conservadoras. Algo que ya sufrieron los socialistas como consecuencia de sus éxitos electorales en los años ochenta. Vamos, que todos, si no iguales, se comportan de manera bastante parecida.

El caso de Camps recuerda a películas cómicas sobre la mafia y sobre las chapuzas que en el seno de esta se cometen. Pero también la oposición socialista entra en el sainete: ¿se imaginan al señor Jorge Alarte como presidente de la Generalitat? Seguro que ni él mismo lo hace. Parece el PSPV, como el PSM, un partido diseñado para mantener el statu quo: permanecer en la oposición, con las ventajas que esto supone.

La miseria actual también es, por tanto, la miseria de la izquierda. Que Berlusconi salga en las portadas de los diarios con el pito al aire es también un reflejo de lo podrido de la oposición centrista y progresista italiana: el italiano seguirá mandando porque los demás, incapaces, se lo permiten. Ya solo le falta mear desde el trampolín de su piscina.

En España seguiremos igual. A Camps lo juzgarán, pero seguirán votando los mismos y lo mismo. No hay, en muchos aspectos, alternativas políticas a la carcunda conservadora. Y esto beneficia a Zapatero, experto, junto a su segundo José Blanco, en lo que el sociólogo Pierre Bordieu denominaba la "competencia por lo bajo". Cuando menor sea el nivel, menos se notarán los patones de los Pajín, Corredor, Sebastián, Garmendia, Aído, etc. Y a los ciudadanos, que nos den. Es decir, el mismo embutido de siempre, junto al inevitable chorizo.

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