miércoles, 15 de julio de 2009

No iba a escribir nada pero...

... me había propuesto que todos los días tuvieran una entrada en este blog. Una experiencia que vivo por segunda vez, pues mi anterior espacio, "El cuarto oscuro", tuvo cientos de entradas y dio lugar a un libro, "Un año sin botellón", que sigue cogiendo polvo en una caja que tengo guardada en Madrid.

Y aquí seguimos.

Hoy estaba en la playa y, bueno, me puse a pasear por la arena. A lo lejos, los destellos del sol me impidieron ver algo que, al acercarme, estaba bastante claro. Había un niño de unos cuatro años solo, perdido, llorando. Con una mano intentaba localizar a sus padres.

Pero nadie quería ayudar al niño. Los adultos salían corriendo asustados del pequeño. "¡Un niño, cuidado, podemos salir en la tele si lo tocamos!" "¡Nada de cogerlo, no voy a ser el próximo Santiago del Valle!" El niño seguía solo.

Ni corto ni perezoso, pasé de esta superestructura neocon que ha creado la tele para asustar a la gente. "No pienso dejarme llevar por la marea, es solo un niño".

Ayudé al pequeño a encontrar a sus padres y me estuvieron muy agradecidos. Tanto, que me invitaron a tomar algo en un chiringuito. "La cosa está muy mal, la crisis, este gobierno...".

Todo parecía ir bien hasta que llegó la policía. Media hora después yo ya estaba en una celda, por si acaso.

La jugada había sido grabada desde el principio: tocamiento de brazos y contacto en la pelvis; daño producido en el chico, de 0,62; la asociación Cortar el Pene a los Varones Sospechosos reclama nueve años de cárcel, la sala, atestada de medios de comunicación ...; no sé cómo irán las cosas, pero la próxima vez espero que el destello del sol me ciegue de manera más intensa.

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