sábado, 8 de agosto de 2009

Verano traidor, peor otoño

Verano traidor, que te marchas cuando te haces más suave. Como si lo peor de ti fuera lo que permanece durante más tiempo. Igual es que lo que nos parece más permanente lo es porque nos está gustando menos.

El verano no se marcha, pero, a partir de esta fecha, comienza a hacer amagos.

Pequeñas bajadas de temperatura, seguidas por trombas de calor, que nos recuerdan -es raro- a un tiempo que viene precisamente después. En este sentido, el futuro deviene pasado durante un instante; un lío que se entiende gracias a una auténtica locura con sello científico: vivimos en un mundo redondo que da vueltas sobre sí mismo durante todo el tiempo.

Y llegará el otoño y solo lo será cuando lo digan en los informativos.

Pero muchos ya nos vestimos con ese traje. Lo deseamos para luego ponerlo verde cuando llegue. Odiar la vida nocturna y los cambios de temperatura. Los vientos y la lluvia. La cara de la gente. Personas que no quieren trabajar y que, desde luego, no quieren hacerlo donde lo hacen.

Y la playa, que ya no es para nosotros, se vuelve un territorio hostil, al que no acudimos durante meses para no pensar en qué estación estamos, y en la que vendrá después.

Y eso que todavía nos encontramos en agosto, aunque nos acerquemos ya a la mitad.

Aunque en Antena 3 muestren termómetros a 42 grados, no nos engañemos. Las hojas secas están ya al acecho.

No hay comentarios: