martes, 11 de agosto de 2009

Paro


El paro es una siesta sobre una cama de agujas.


Es levantarse a las doce de la mañana sin rumbo. Y acostarse teniendo absoluta certeza de lo que te deparará el día siguiente: nada.


En agosto, en vacaciones, el paro es paradójico: todos estamos parados, unos por unas semanas, otros seguiremos algún tiempo más.

Y no es suficiente la crisis para explicar tu situación. Uno siempre acarrea algo de culpabilidad: esta decisión inoportuna, aquel movimiento mal tomado...

El paro es la extorsión al trabajador para que no se queje, el mazo contra la crítica ciudadana. Un perfecto impuesto que hace más débil al puño de la protesta, para premiar a los trepas y sin escrúpulos, raza humana protegida y nunca en vías de extinción.

La insurrección contra el paro es la inactividad, pero es aún más dañina para el hombre.

Habrá que esperar a ver si sale algún trabajo, del que nos puedan despedir después.

* Los que nos quejamos así del paro tenemos subsidio durante seis meses o más. Nunca nos faltará un colchón en el que dormir ni un plato caliente. Los otros, los que de verdad se juegan la vida, esos no pueden escribir en una bitácora autocompadeciéndose. Están pensando en qué comer o en cuándo los van a echar de vuelta a su país.

1 comentario:

Fet dijo...

Un puto drama del que no somos conscientes cuando no toca.