viernes, 11 de septiembre de 2009

Un 11 de septiembre...


Es curioso que los historiadores de cierto rigor -si nos salimos de los libros de secundaria o BUP- no sitúen el final del Siglo XX en 1999 o en 2000, como correspondería según la lógica. Más bien, tienden a buscar un acontecimiento importante que se aproxime al final del período para establecerlo como el posible cambio de ciclo.


Los hay que consideran 1991 como el comienzo del siglo XXI. Ese año cayó la Unión Soviética: para unos, el segundo gran imperio; para otros, el fracaso de una forma alternativa al capitalismo. De este modo, se ha establecido el período 1914-1991 como el "pequeño Siglo XX", para hacer coincidir acontecimientos importantes (primera Gran Guerra, Revolución de Octubre, caída de la URSS, fin de la Guerra Fría).


Hay otros que van más allá de 1991 y llegan al 11-S como el punto en el que se establece el cambio de centuria. De este modo, el 11 de septiembre de 2001 sería la fecha para establecer el principio de la nueva era: la inseguridad, el terrorismo en red y la "lucha contra el terror" como nuevos paradigmas, dentro de un mundo unipolar.


Fue también un 11 de septiembre, concretamente de 1973, cuando unos aviones -sin estrellarse- comenzaron a bombardear el edificio más enigmático del poder político chileno: el Palacio de la Moneda.


Entonces, el coronel Augusto Pinochet sirvió de títere condecorado por EEUU para establecer el statu quo deseado en Chile. Salvador Allende representaba una amenaza para los intereses norteamericanos y su política más nacionalista que comunista hizo saltar las alarmas.


Allende había nacionalizado la industria el cobre chileno, lo que le supuso un bloqueo por parte del FMI, que acabó provocando una fuga de inversiones, una huelga patronal, y varios asesinatos, que terminaron en un exitoso golpe de Estado.


El Gobierno de la Concertación no era revolucionario, sino democráticamente elegido. Con la muerte de Allende falleció la esperanza de combinar el socialismo con la democracia, esa socialdemocracia que ahora muchos reivindican pero ni sueñan con practicar. 1973 representa, por tanto, otro buen momento para establecer el cambio de siglo.


Pd. No es una coincidencia que Cuba sufra un bloqueo por tener nacionalizada parte de su producción. Ni que Irak -cuyo dictador Sadam fue colocado por la CIA- se ganara la enemistad de Washington justo después de expropiar sus yacimientos de petróleo a las empresas privadas. Irán también tiene el oro negro en manos del Estado: poco tiempo le queda.

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