Necesitamos la política (I)

Comienzan a aparecer y predominar corrientes de opinión que pueden resultar peligrosas para la convivencia:

- "Pues que los políticos se bajen el sueldo a la mitad, que se quiten dietas y comidas"

- "Podrían eliminar tres ministerios que no sirven para nada"

- "El problema de España es la 'clase política', una casta parasitaria que solo sabe colocar a sus amigos"

Y así hasta mil... Lo que me gustaría que nos preguntáramos es si son estos políticos con sus coches oficiales, sus casas y dietas los que han provocado una espiral financiera, una financiarización que cumple ya más de tres décadas. ¿Han podido participar? Seguro que en ciertos grados. ¿Son los únicos culpables? No.

Lo que resulta sorprendente es que los principales causantes de la crisis: bancos, cajas, entidades multinacionales financiarizadas, sociedades alojadas en paraísos fiscales, Bancos centrales de funciones incuestionadas, profesores universitarios impartiendo doctrina económica explosiva -arma de destrucción masiva en manos de los ejecutivos-... se estén yendo literalmente de rositas y que incluso sigan teniendo la razón y las prebendas correspondientes.

Qué diferentes serían las cosas si todos los ciudadanos que se sienten decepcionados con eso que llaman la clase política tuvieran la misma postura respecto al Banco Santander, las constructoras, el diario Financial Times o las firmas especuladoras internacionales. ¿A que sería más fácil que se demandara una tasa impositiva para las transacciones financieras, para empezar? ¿Y una fiscalidad diferente, más integradora? El tejido social estaría, al menos, más receptivo.

Pero para pensar en tasas financieras internacionales hay que hacer un esfuerzo mayor que para cagarse en la madre de Rodríguez Zapatero. Es así de simple. Por lo que la tarea de los políticos quizá sea la de desviar las culpas y, si pueden, que no sea a los funcionarios, que tampoco han provocado la crisis.