miércoles, 2 de junio de 2010

Reforma laboral (I): la besugada

Estamos a punto de 'recibir' una reforma laboral que se hace supuestamente para favorecer el crecimiento económico y la creación de empleo.

Pasando por alto lo básico, esto es, que no depende de una serie de leyes laborales el hecho de crear o destruir puestos de trabajo, que las variables independientes son otras como la facilidad de crédito o la demanda agregada, vayamos al núcleo del asunto.

¿Cómo quieren crear empleo a través de una reforma laboral cuya palabra estrella es "despido"?

Es como empezar una relación de pareja en la que las dos personas nada más que se dicen "te odio". ¿Para qué meternos en esas?

Parece que cuanto menos cueste despedir, más empleo se creará... Algo falaz si nos vamos a los datos: después de la primera oleada de la recesión, vamos camino de los cinco millones de parados.

Con lo que concluimos con que ¡en España se despide de puta madre! ¿Para qué facilitar más el despido?

Conforme van pasando los días va dando la sensación de que esta supuesta reforma no existe, que es un sofisma. Igual que las "medidas" de austeridad que (no) tomó Zapatero.

No hay medidas, ni reforma. Somos sujetos pasivos -los políticos, las empresas, los ciudadanos- de una transformación en el modo de producción para que los de siempre perciban los mismos, más beneficios, o que el aumento de beneficios de los de siempre vaya al ritmo deseado. Y dejaremos que así ocurra.

Me da la sensación de que es una cortina de humo; de que hablar de la reforma es perder el tiempo. ¿Dónde están las cadenas para los flujos financieros?

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