viernes, 3 de septiembre de 2010

Una playa para gobernarlos a todos...

Aunque hago mis esfuerzos por contenerme, hay conversaciones que me suelen irritar bastante oír. Un ejemplo:

Dos personas que se conocen muy por encima comentan en Madrid, por ejemplo, cómo han ido sus respectivas vacaciones. La primera pregunta a la segunda:

- ¿Dónde has estado?

- Pues unos días con mi prima en Niza, y después he pasado el resto de las vacaciones en la playa.

¿Le explicas a esa persona a la que no conoces apenas que has estado en Niza (Francia) durante unos días y que, sin embargo, luego te has ido a la playa?


¿A qué playa?


Porque se le supone al otro una inteligencia mínima: ya podrá situar dónde se encuentra la playa; no le vas tú a decir 'he estado en una playa, imagínate la que más te guste'. Para eso es mejor no decir nada o mentir. Ideas: 'mis vacaciones he preferido cobrarlas, he trabajado con intensidad en la oficina. No he salido. Mi moreno es el efecto de un medicamento'.

Pero no hacemos esto y sin embargo decimos que hemos estado 'en la playa' e incluso, 'en la montaña'.

¿Hay solo una playa, en la que se encuentra todo el mundo? En tal caso, la mencionada conversación no hubiera tenido lugar ya que hubiera sido probable que las dos personas que hablaban se hubieran encontrado ya antes en 'la playa', ese sitio maravilloso cuya ubicación hay que conocer a toda costa para no ver al jefe fuera de horas.

Lo de la globalización va muy rápido. No hay una sola playa, a no ser que seas tan rico como para permitirte una propia, y sea 'la tuya'.

Además, nadie pasa 'unos días en la playa'. Porque no se retoza en la arena, ni se duerme allí: se suele buscar un apartamento, una habitación, un hotel... donde se desperdician muchas más horas que en la orilla del mar. ¿Haces de Robinson en tus vacaciones, todo el día en la playa, alimentándote de medusa frita, cual Adán con quemaduras de segundo grado?

Otro tanto ocurre si has pasado las vacaciones 'en la montaña'. Un monte tremendamente concurrido si es el único al que los viajantes pueden ir para 'desconectar'. Un gigantesco bulto en el que queda toda la nieve del mundo, que probablemente lleva a un valle conectado a pocos kilómetros con 'la playa'. Si al final, todo queda en casa. ¿Habrá tours mixtos?

Mal vamos si nos tienen tan controlados. Antes de que Coca-cola se haga con esos terrenos, ya vamos a los mismos sitios sin vernos ni reconocernos.

Quizá la solución sea imponer deberes difíciles en vacaciones, como la Santillana de Polanco. O erradicar ese tiempo de asueto. Lo dicho, una playa para unirlos a todos, gobernarlos, y atarlos en las tinieblas. ¿Qué tal tus vacaciones?

1 comentario:

Pedro Villena dijo...

Unas pastillas de SOMA y listo.