martes, 20 de noviembre de 2012

La privatización de la realidad (II)

Las manifestaciones de protesta son, en definitiva, defensivas. Del "no queremos ser mercancía...", mucho más atrevido, hemos pasado al "no" a los recortes.

¿Recortes de qué? ¿De bienestar?

De un bienestar socialmente definido en un momento de evolución del sistema productivo capitalista.

El estado del bienestar surge en Occidente y se presenta como una "conquista social" por parte de partidos socialistas, sindicatos y ciudadanos. Son una serie de "derechos adquiridos", que nos pertenecen por el hecho de pertenecer a la sociedad.

Pero esto no es del todo cierto y solo ha sucedido en las décadas más recientes. Ese bienestar es cultural y no consustancial al ser humano.

Por otra parte, el ahorro que supone la sanidad pública libera consumo para financiar, con nuestras compras, a las empresas vía ventas. El Estado del bienestar es, para Ralph Miliband, una especie de "rescate indirecto" a las grandes empresas, que necesitan de un ciudadano-consumidor para seguir generando beneficios.

Siempre fue así. Cada sistema productivo ha dado lugar a un tipo distinto de ciudadano. De los siervos en el Estado feudal, a los ciudadanos-trabajadores-consumidores en el capitalismo. Esa conquista de derechos ha coincidido, casualmente, con las necesidades del sistema productivo a cada momento del tiempo.

Paradójicamente, es la izquierda la que protege el sistema capitalista con estas protestas contra la austeridad. Quiere recuperar unas "conquistas" que fueron concesiones de un sistema productivo que ya no es el presente.

Si bien es cierto que se reducen lo que Marshall denominaba "derechos sociales" (pensiones, educación, etc.) no es menos verdad que las protestas no son precisamente revolucionarias, sino conservadoras. Y, lamentablemente, están desfasadas. Perdidas en una realidad que se privatiza.

¿Cuál es la alternativa? Seguiremos profundizando.

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