miércoles, 21 de noviembre de 2012

La privatización de la realidad (III)

Las protestas contra un sistema capitalista opulento y embrutecedor se detienen a principio de los setenta. Mayo del 68 se vuelve contra sí mismo y la crisis del petróleo transforma las críticas ofensivas (destruir el capitalismo, llegar al socialismo aunque por vías democráticas) en manifestaciones a la defensiva: mantener, conservar, defender el bienestar obtenido a lo largo de décadas de "capitalismo dorado". La clase media sigue su rol en su mayoría.

Por esta razón, durante los años setenta se produce una escisión entre las izquierdas que dibuja dos opciones: los sindicatos y partidos obreros tradicionales, organizados para defender el statu quo (pensiones, servicios públicos, pleno empleo); por otra parte, organizaciones extremistas y grupos de presión que ven la oportunidad de romper con el sistema. Estos últimos se convertirán a la posmodernidad o iniciarán un largo viaje por el desierto; los primeros experimentarán esa larga enfermedad que se llama crisis (y muerte) de la socialdemocracia como opción creíble.

Todo parece indicar que el parche socialdemócrata del Siglo XX ya no aguanta ni como fórmula política, utilizando el término de Mosca. La orfandad política desata extremismos violentos de distintos tipos, pero también llama a una reflexión productiva: estamos buscando con muchas ganas la solución, pero ¿lo estamos haciendo en el lugar adecuado? ¿Son los partidos parlamentarios los que nos van a llevar a una vida mejor? ¿No existen alternativas sin "ismos", hasta que las televisiones se los inventen?

La clase media ha de reinventarse, abandonar el conservadurismo y utilizar su superioridad cultural para analizar el problema y sus soluciones desde otro punto de vista. Hay que estar a la altura del nuevo siglo.


2 comentarios:

Clipo dijo...

Bastante interesante la serie de entradas, sí señor. Gusta leer a gente que no se limita a repetir las noticias y hace un análisis más profundo de las cosas. Interesante enfoque el del conservadurismo de los sindicatos :)

Edelmino Pagüero dijo...

Hombre, clipo, cuánto tiempo...