jueves, 22 de noviembre de 2012

La privatización de la realidad (IV)

Las encuestas y los repetidores oficiales insisten en que la "clase política" es "la tercera preocupación de los españoles". Otra cosa es que los españoles sepan, en realidad, por qué están tan preocupados por tal clase.

Se está asociando política pública a corrupción y, si bien esto sucede como nos dice la tele, no supone la principal razón por la que los políticos "profesionales" levantan un rechazo creciente. La incapacidad de los parlamentarios y ministros nacionales en un escenario internacional parece, en cambio, la causa más probable.

En esta realidad privatizada en la que, además, los españoles vivimos de prestado, las soluciones no pueden salir del problema. España no se pertenece y por esa razón las decisiones aquí tomadas no surten apenas efecto. Los golpes de Estado del pasado han sido sustituido por sutiles vaivenes financieros, capaces de cambiar gobiernos.

La política nacional no ha muerto, pero ha entrado en un estado de coma temporal inducido.

Con una izquierda conservadora de un sistema que ya no existe en la práctica, y una derecha que ha renunciado al Estado, la escena política no tiene lugar en este país, aunque todavía viva de nuestros votos. Los políticos del Estado parecen esas estrellas muertas hace millones de años que continuamos viendo por la enorme distancia que nos separa de ellas. Rota la distancia-tiempo gracias a la ofensiva tecnológica, deberíamos poder verlos en estado de putrefacción. Así serían más creíbles. 

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