miércoles, 24 de abril de 2013

El 15M no es un pin: el 15M sigue

Decía un personaje de 'Lugares comunes', la película de Adolfo Aristaráin, que el 'Ché' se había convertido en un pin. Un souvenir, un producto que refleja nuestra simpatía por una determinada moda, por un icono, o una idea de la que, en definitiva, no sabemos demasiado.

Muchos podrían decir, de la misma forma, que el 15M fue algo parecido. Un movimiento que surgió con mucha intensidad y que protagonizó las portadas y algunos de los planos de los telediarios más vistos en España. Pero que, pasado el tiempo, fue retirándose para no dejar nada tras de sí. Un juego, una diversión casi adolescente, una experiencia que se vive una vez en la vida, pero que se abandona porque, cuando la cabeza se enfría, deja ver con más claridad que es realmente difícil que las cosas cambien.

Hay ya incluso evidencia científica para demostrar la falsedad de las afirmaciones contenidas en el párrafo anterior. Si bien es cierto que el movimiento 15M fue una manifestación continua y continuamente grabada por las cámaras de la televisión, también es verdad que este movimiento constituye el origen de una serie de redes sociales (en realidad, conjuntos de personas que se han conocido y que se siguen tratando); muchas de dichas redes siguen vivas y acogen interacciones de carácter amistoso, que no excluyen pequeñas acciones, reuniones, debates y otras actividades que los grandes focos ya no consideran rentable ofrecer al público. Por tanto, no es que no haya nada, sino que ya no nos lo cuentan como antes...

Se acaba de estrenar "15M: Málaga despierta". La mejor forma de ver este documental es con las emociones que uno alberga. Porque no puede entenderse completamente sino como si  se formase parte de un sentimiento colectivo. Una explosión de irracionalidad que, en el seno de un sistema de sinrazón racionalizada no queda tan mal, después de todo.

Quizá el mayor legado del movimiento 15 de mayo no sea tanto lo conseguido, como la construcción de un conjunto de redes de individuos que quieren cosas parecidas, y que se relacionan con otras personas en las múltiples dimensiones de la vida social. La privatización de la realidad y del pensamiento, un proceso ya muy avanzado, se encuentra de frente a diversos sectores de la masa que, en venganza, amenazan con construir un mundo propio en las mismas instalaciones del espectáculo cotidiano. El 15M no ha muerto, ni mucho menos: el 15M sigue.

2 comentarios:

sandro dijo...

El 15M ha tenido y tiene difusión. Quizá el 15M tendrá más visibilidad y -sobre todo- efectividad cuando consiga arraigarse en la "gente común" (la que es capaz de votar PP porque "los sociatas han hecho las cosas mal", para entendernos), reconciliar las exigencias prácticas del ciudadano de a pié (empleo, crédito, casa, seguridad) con la visiones radicales de revolución ciudadana y propuestas anti-turbocapitalistas, que pertenecen a un colectivo muy minoritario de individuos que, por inteligencia o por poterselo permitir, son capaces de mirar mucho más allá de las exigencias inmediatas. Y, a veces, tan más allá que ni ellos realmente se lo creen.

Anónimo dijo...

Esta sociedad esta todavía muy dormida...