miércoles, 26 de junio de 2013

El mentiroso 'ajuste en precios'

A los economistas ortodoxos les gusta decir que, cuando se produce una 'recesión', las empresas proceden a dos tipos de 'ajustes': el ajuste en cantidad y el ajuste en precios. El primero consiste en 'reducir la remuneración de los asalariados' y permitir el 'fine tune', o sea, el ajuste suave, con lo que se mitiga la destrucción de empleo. El segundo puede consistir en expedientes de regulación de empleo (ERE), despidos de muchos tipos o el cierre de las empresas, con lo cual la creación de paro se multiplica.

De ahí se deduce que, cuando estamos en crisis, si existe una flexibilidad de las condiciones contractuales y un clima de consenso, las recesiones producen pérdida de poder adquisitivo pero menos desempleo. Para eso precisamente se dice que sirven reformas laborales como las que se han aprobado estos últimos años.

Lo que resulta irónico es que esta preparación para el ajuste en precios (que ya se está produciendo: la gente cada vez gana menos) tenga lugar después de un monstruoso ajuste en cantidades. De hecho, la reducción de los salarios se está produciendo en medio de una crisis del empleo de dimensiones históricas. Su objetivo no puede ser conservar el trabajo cuando este ha sido eliminado. Su finalidad es la de hacer que el tejido productivo español se haga más atractivo para las inversiones y que, por tanto, se convierta en una área de potencial creación de empleos.

Pero creación de empleos no es creación de empleo. Se van a conseguir unos puestos de trabajo distintos a los de antes pero que, sin embargo, serán percibidos como un privilegio por sus nuevos ocupantes. De esta manera, el desempleo crónico, al no ser tratado como el principal enemigo, produce un nuevo tipo de servidumbre.

La inversión de sentido ya está servida: lo que da más miedo es lo que pueda venir después. 'Virgencita, virgencita, que me quede como estoy' y otros dichos para asimilar la sumisión. La política de empleo es política de desempleo, el amor es la guerra, la cárcel es la libertad. Orwell murió demasiado joven.

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