lunes, 4 de noviembre de 2013

Sobre la unión de la izquierda contra la derecha

Estos días hemos podido saber que el juez Baltasar Garzón y otras personas provenientes de ámbitos más a la izquierda del PSOE participarán en la próxima conferencia política de este partido para tratar de construir un programa que sirva para derrotar a la derecha. Los comentarios de algunos articulistas elogian este ejercicio de unión, que resulta emocionante. No obstante, parece que hay más en lo que no se dice que en lo que se dice.

La idea de unir fuerzas para luchar contra la derecha parece ser la única definición de la izquierda. En este sentido, este proyecto confunde (no sé si conscientemente) las causas con las consecuencias: la izquierda es, en cierto modo, también la derecha; tenemos este gobierno porque la izquierda socialista gestionó la crisis de una determinada forma y facilitó, con ello, una victoria clara del Partido Popular. Por tanto, el gobierno del PP no es la causa del retroceso social, se trata de una consecuencia de la inefectividad de la izquierda, de la ausencia de ideas y, también, de la inferioridad ideológica en la que esta opción política se encuentra en la actualidad.

Luchar contra la derecha no puede ser el programa. La verdadera lucha es el planteamiento de ideas valientes. Y para ello, hay que ser sinceros: los gobiernos europeos gestionan sin rechistar el desendeudamiento de las arcas privadas. Al mismo tiempo, elaboran discursos y programas políticos que persiguen convencer a la gente de que hay que funcionar cada vez con menos ayudas sociales. Toda izquierda que quiera serlo debe postular una oposición radical y violenta (en un sentido verbal) al torrente de mentiras que se están convirtiendo rápidamente en verdades. El terreno de la batalla es, ahora mismo, el de la verdad sobre lo que está pasando: que defender los servicios sociales represente una postura radical implica que el pulso es ahora mismo realmente desigual. Antes incluso de plantear nuevas medidas políticas, hay que tener esto muy en cuenta: ¿qué es la izquierda, sino la oposición frontal a un orden injusto que es incluso apoyado por los que más lo sufren?

De esta postura (que los que se han rendido tildarían de "poco realista") saldrá la verdadera oposición al orden dominante. Lo contrario estará al servicio de otra alternativa cosmética de cuatro u ocho años de duración. Si quienes quieren cambiar al PSOE no persiguen esto último, deberán ser muy firmes en el ejercicio de su crítica constructiva.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Paso' lo mismo en Italia y fue un fracaso espectacular, que tardo' dos decadas y sigue en curso. Suscribo cada una de tus palabras. -Sandro-