lunes, 7 de julio de 2014

Diario de un analista confuso (10). Doctor Villena Oliver

Por fin, soy doctor.

Desde la semana pasada, todo es distinto. Me invitan en los bares y la gente, por la calle, me saluda de acuerdo a mi nuevo título. El alcalde está ya preparando un museo en el que se incluirán todas mis piezas de trabajo. No sé si es por mis piezas de trabajo o porque el alcalde siempre está construyendo museos. Allá a donde voy me llevo aplausos, aunque sea al salir de un baño público.

Sacarse el título de doctor sirve para experimentar de manera clara cómo, al menos en este país, la cualificación y las posibilidades de trabajo van cada una por un camino diferente. Con todas las exageraciones en las que incurrimos cuando felicitamos a alguien que ha conseguido algo después de un gran esfuerzo, nadie ha llegado a decirme ni un "ya verás que no te va a faltar trabajo"... El tema del empleo ha pasado de ser un tema difícil a convertirse en un tabú. Es como un muerto que se encuentra en medio de una habitación, que todos vemos y que por tanto no es necesario mencionar. Es decir, te puedo felicitar y animar, siempre que sepas que el muerto es el muerto y que lo tenemos ahí al lado. Y lo mejor es no sacar el tema.

Entretanto, me he propuesto descansar y aprovechar un poco de Málaga hasta que me toque volver a encerrarme... o irme muy muy lejos, como a Latinoamérica o a Toledo, ya veremos.

Actualidad

Dicen los aspirantes a dirigir el nuevo PSOE que hay que prohibir las puertas giratorias. Permítaseme exagerar un poco para subrayar mi posición al respecto: yo estoy a favor de las puertas giratorias. ¿Por qué? Las puertas giratorias (revolving doors) son una expresión rastreable de las relaciones existentes entre los distintos poderes que nos rigen. Acabar con dichas puertas solo terminaría con las noticias (Fulanito entra en el consejo de Administración de X...), pero las relaciones se seguirían produciendo.

Que los ex ministros dejen de entrar y salir de Endesa no termina, ni sirve para hacer retroceder la concentración del poder. Las puertas giratorias se producen porque la minoría estructural que administra la dominación necesita ir renovándose periódicamente e intercambiando información. Nadie en el PSOE habla de desconcentrar la dominación: sería muy atrevido. Por eso se propone que los socialistas no prueben más la puerta giratoria. Todo un cambio de rumbo. Luego se preguntarán por qué no generan ilusión.

Me temo que el gran partido de la izquierda va a seguir estancado mucho tiempo. En otra entrada hablamos de los demás.

2 comentarios:

Adrián dijo...

Mírelo por el lado bueno doctor! si tuviera trabajo no tendría tiempo libre con el que aburrirse... o escribir un diario... seguro que Lationamérica es una bonita aventura.

Enhorabuena!!

Anónimo dijo...

A pesar del «muerto» o «fiambre» (si te vas a ir a Argentina), sé que has hecho un trabajo magnífico; yo creo que, con eso, te basta para disfrutar pensado en el próximo destino. Para los que todavía no somos Doctores (y queremos serlo), es muy agradable poder leerte. ¡Ánimo, Doctor!