jueves, 27 de agosto de 2009

El show de agosto y lo que queda por venir (para publicar en EL PLURAL)


Todo preparado y listo para que empiece lo que algunos denominarían el espectáculo político-periodístico 2009-2010 y nos encontramos con que, por vez primera en mucho tiempo, los prolegómenos han sido más intensos y ruidosos que nunca. En este sentido, recordaremos este mes de agosto como el más crispado en muchos años: durante estos días, los choques entre Gobierno y oposición se han producido, en algunos momentos, de manera más salvaje de como ocurrieron en la que recordamos como la legislatura de la crispación, es decir, la 2004-2008.

No obstante, no es la crisis económica, que sigue siendo gravísima y dibuja un panorama absolutamente negro para el futuro, la principal causante de la fiereza de los embates mutuos. La verdadera razón es una nueva teoría de la conspiración: el PSOE estaría otra vez utilizando todos los resortes del Gobierno de la Nación para eliminar al PP como partido político: control de la Fiscalía y los jueces, utilización de aparatos de propaganda públicos y privados, pinchazos y espionaje, proclamas descalificatorias, persecución en toda regla… De la democracia a la dictadura –explícitamente mencionada por alguno de sus dirigentes- habría solo un paso, y este sería meramente formal...

No es precisamente una novedad la utilización de este tipo de estrategia en la democracia española y ya tendríamos que tener la lección aprendida. Lo atestiguan estudios como el Informe sobre la democracia en España: la estrategia de la crispación (Alternativas, 2007) y ensayos como La confrontación política, de José María Maravall (2008) y, este algo más informal e incisivo, La lucha política a la española, de Enrique Gil Calvo (2008), entre otros. Todos estos estudios coinciden en un aspecto básico: los partidos elaboran estas fantasías cuando quieren desideologizar el voto de determinados ciudadanos, asustar a los votantes indecisos y desanimar a los convencidos. No por casualidad, se trata de lo mismo que declaró el ex responsable de campaña de Rajoy, Gabriel Elorriaga, al Financial Times en 2008, un mes antes de que su partido cayera derrotado por segunda vez consecutiva. Elorriaga reconocía que el principal objetivo de su trabajo era que el votante socialista se quedara en casa el día de las elecciones.

De lo anterior podemos deducir que el Partido Popular no debe de encontrarse en una buena situación en la actualidad. El voto ideológico le ha ido siempre en contra y el escándalo Gürtel amenazaba con socavar uno de los principales pilares de la opción democristiana: la derecha roba menos que la izquierda. Entre esto y la futura desaparición de ETA, la formación de Génova 13 podría estar abocada a su desaparición o, al menos, a un violento reciclaje del que no sobreviviría ni la gaviota.

De esta forma, la estrategia instrumentada por el PP -que recuerda en muchos aspectos a la conspiranoia etarro-marroquí del 11-M- responde a una situación de extrema flaqueza en el seno del partido: la derecha ha sido pillada en un macro-escándalo y responde para salvar su honorabilidad denunciando escuchas, manipulaciones y, en definitiva, control de los aparatos democráticos para fines privados y oscuros. Vuelve a ser una crispación a la defensiva, esta vez sin Orquesta Mondragón.

Por otro lado, el comportamiento genovés representa, a su vez, una contrarréplica a la campaña llevada a cabo por la izquierda para retratar al PP como el nuevo partido de la corrupción: en plena crisis, y sin resortes efectivos para sortearla como se está haciendo en Europa, Gürtel ha tomado un protagonismo absoluto en los medios más afines al Gobierno. La respuesta del PP, que no quiere mostrar sus soluciones a la depresión económica y tampoco reconocer estos terribles errores, consiste en poco menos que querer tapar el sol con un dedo, o una mano, como mucho.

Otra circunstancia curiosa es el papel actual del diario EL MUNDO, convencido de una independencia que en realidad nunca profesa de manera sostenida. Pedro J. Ramírez, que ya se tuvo que comer el ácido bórico en la intimidad, no se cree aún lo de las escuchas –y eso que le pirran- y prefiere esperar a que las nueces estén algo más maduras. Y es que esta estrategia, insostenible, no podrá durar mucho, y la actualidad política y parlamentaria propone mejores manjares: el previsible aumento del paro a la vuelta del verano, la nueva crisis PSOE-PSC por el Estatut, etc. Todo será poco: hay que vender periódicos.

En cuanto al Gobierno, no debería bajar la guardia. Paralelamente a la Gripe A, prolifera en España una epidemia de nihilismo político. Muchos de los que votamos a ZP en 2004 y 2008 esperamos aún a que sus planes económicos lo sean de verdad, y a que algunos ministros justifiquen su sueldo demostrando algo de liderazgo en la actual situación. Sería estupendo que fuera Zapatero quien, a final de curso, nos hiciera tragarnos estas palabras.

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