"Es que en este país se ahorca poco"...

... dice un amigo de mi padre, después de un montón de años de existencia y experiencia, tras devorar miles de libros y estar expuesto a multitud de medios y fuentes de comunicación.

Parece, en principio, una frase que viola todo lo políticamente correcto, que nos remite a las ejecuciones de homosexuales -y las de heterosexuales- en la República Islámica de Irán.

Pero es que, efectivamente, en este país se ahorca muy poco.

Aunque fueran ahorcamientos simbólicos, psicológicos o verbales, tendría que celebrarse alguno de vez en cuando.

Ahorcar a ex presidentes imbéciles, que solo siguen ahí para recordar que reflejan lo idiotas que fuimos al votarlos.

Colgar a jefes, burócratas necios, políticos de pasillo cuyo único mérito es el de trepar en el escalafón "racional" resultante de este sistema de "libre" concurrencia de intereses.

Ahorcar en masa a los profesores actuales que reproducen los esquemas de la canción de consumo, el videoclip y el spot publicitario. Auténticos peligros para unos menores idiotizados desde el seno familiar, criados por una televisión, sustituta de la chimenea.

Podríamos ahorcar a un montón de periodistas, pero sobre todo a los tertulianos. Ahorcar a quien permite que haya "becarios" trabajando. A quienes pagan a los terroristas para que sigan matando. A los jueces que encarcelan a las ideas para así cumplir objetivos políticos. A los que no pagan los impuestos y a quienes se los bajan a los ricos.

Ahorcar a la vecina de arriba, porque es estúpida y aprovecha todas sus ocasiones para demostrarlo.

A ti, por leer este post ahorcable.