miércoles, 23 de diciembre de 2009

¿Y el niño Jesús?

El nacimiento del Niño Dios se produce, todos los años, a la misma fecha y hora. Nunca falla.

Es el eterno retorno: nace para morir, y además para morir en menos de medio año habiendo cumplido 33. O si no, quién se cree eso de que el que muere este año es el que nació hace 33 años una Nochebuena como esta. Ya se ha probado que esos cruces en el tiempo nunca salen bien.

Una profecía, que no empieza, por tanto, nada bien. En cuatro o cinco meses crecerá muchísimo y tendrá que mandar un mensaje incómodo cuidándose de que los judíos más conservadores no lo lleven a la cruz como todas las temporadas.

¿Qué pasaría si el niño Jesús se librara un año de estos, y al siguiente no apareciera en el Belén?

Probablemente nos rasgaríamos las vestiduras: ¿dónde está el-niño-Jesús?

Desaparecería de todos los villancicos, de las balconeras y de los improvisados y plastificados nacimientos que resisten ante el imperio cocacolero de Papa Noel.

La fiesta, no obstante, continuaría: hay encendida una maquinaria tal que ya casi no importa que el protagonista no esté presente. Se le honra en la misma medida.

Esperemos que este sea el año y el niño Jesús pase a mejor vida. Por su bien y por lo que lleva pasando durante más de dos mil temporadas judeocristianas... ¡Feliz Navidad!