miércoles, 16 de junio de 2010

La Roja (I): ¿un derby?

Sé que este 'post' va a contracorriente y que 'rebelarse vende'; intuyo que no es precisamente oportuno cuestionar el fútbol cuando la selección de un país con la 'autoestima' tan baja se estrena en el campeonato del mundo con ciertas posibilidades de victoria.

Pero considero útil hacer un pequeño ejercicio de separación y renunciar a algunas de las compensaciones que este acto de disfrute compartido, de inmersión y disolución que supone este espectáculo sugiere.

Quedan pocos minutos para que España y Suiza se enfrenten en la 'liguilla' de la Copa del Mundo. Podría tratarse de un derby, pues se trata de dos selecciones 'hermanas' en cierto sentido. La una tiene lo que le falta a la otra: es más que posible que muchos jugadores de la selección española -'nuestra selección' tendría, quizá, que haber dicho- estén bastante familiarizados con la cultura Suiza.

No en vano, el país helvético, aparte de chocolate y relojes caros, contiene una red financiera capaz de albergar el mayor paraíso fiscal del planeta. A pesar de su innegable patriotismo, es muy probable que estos millonarios futbolistas depositen en determinadas entidades su dinero a fin de que este se mantenga lo más orondo posible.

Juegan por tanto España, una selección de fútbol perteneciente a un país que tontea con la quiebra económica, social y política, y Suiza, una selección que no es equipo, y que pertenece a un país de bancos que no tiene ni población, ni política, ni economía que en su mayor parte pueda conocerse.

Se me ocurre también que el fútbol es en definitiva un paraíso cultural en el que al fin y al cabo, depositamos nuestras energías negativas transformándolas en un ánimo desmedido a nuestro equipo. Con lo que 'blanqueamos' nuestros sentimientos, estafando al resto de la sociedad.

"El fútbol desahoga". Es un buen punto de partida, pues supone reconocer que existe una serie de circunstancias que están estrechándonos la garganta. Solo habría que reconocerlas y combatirlas directa y públicamente. Lo personal, aunque no lo parezca, es político, decían las feministas. ¿No es así?

Y el fútbol es la mayor manifestación política que las sociedades estamos experimentando en los últimos años.

Cuando arreglemos nuestros problemas, podremos seguir viendo el fútbol, qué duda cabe.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estupenda reflexión. El fútbol no es efectivamente el problema pero tampoco la solución. Sin embargo, aunque visto desde fuera pudiera parecer absurdo, si ganamos un partido nos ponemos de buen humor e internamente pensamos que todo va a ir mejor si quedamos en un buen puesto en el mundial o si lo ganamos, te imaginas? qué subidón de autoestima. Pero los problemas seguirán ahí y encima el premio de los jugadores seleccionados sale de nuestros impuestos...