sábado, 12 de junio de 2010

Razones para luchar (I)

Recuerdo cómo en una clase de la Licenciatura en Comunicación Audiovisual, en 2004, una profesora bastante competente analizaba de manera sucinta lo que había tenido que vivir su generación durante el proceso de democratización de la sociedad española. "Probablemente vosotros no vais a vivir nada de esto", terminaba, queriéndonos decir que a lo mejor lo íbamos a tener algo más fácil en la medida en que nos habíamos criado en un entorno de estabilidad política, y por supuesto, económica.

Entonces estábamos en 2004 y con eso se puede decir todo. Las cosas han cambiado mucho...

Lo que estamos viviendo nosotros va mucho más allá que la Transición, que, al fin y al cabo, estaba siendo medida al milímetro por un montón de observadores internacionales, que tal vez no salen de manera manifiesta en las interminables historias elogiosas que se han escrito sobre el proceso democratizador.

El auténtico saqueo que experimentamos en estos tiempos requiere de una contestación contundente, fundada y organizada, quizá la más fuerte llevada a cabo por una sociedad occidental desde que las tropas democráticas -aliados y comunistas- hicieran frente al enemigo nazi-fascista en la Segunda Guerra Mundial.

No creo que sea una exageración. De querer hacer algo para cambiar las cosas, el esfuerzo teórico, organizativo y práctico es descomunal. Hay que hacer frente a poderes multinacionales, financieros intangibles y, sobre todo, una superestructura cultural que nos mantiene inmovilizados.

Se puede decir que hasta ahora nos comportamos como si no hubiera comenzado la crisis. Estamos todavía haciendo lo más fácil: resignarnos, observar, hacer chistes, desesperar. Es una situación que parece inamovible.

La cuestión es qué hace falta para que salte la chispa.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que termine el Mundial de Fútbol.

Un saludo,

Jesús Guerrero