domingo, 23 de diciembre de 2012

La privatización de la realidad (IX)

La política en un espacio-tiempo privatizado

¿Con estas condiciones, en qué consiste la política?

El terreno político se compone de una serie de posiciones sociales que interaccionan con las grandes empresas, entidades supranacionales, medios de comunicación, etc. Su comportamiento es el más complicado de analizar.

Una vez probado que la autonomía de los políticos es quimérica, la cuestión estriba en hacer algo que justifique el puesto profesional de estos.

En este momento del proceso todo se explica por la puesta en escena: comunicar, explicarlo bien, estar atentos a las demandas del público (probablemente para esquivarlas mejor). La política actual es un desfile de hombres de paja dedicados a simular liderazgo para generar "confianza". Mientras la corrupción ilegal se ha convertido en la noticia más frecuente, los gobernantes han devenido en apagafuegos sin ideología que van de reunión en reunión y que comprueban cómo el Estado se rompe por abajo y por arriba:

- Los ministros populares obedecen los dictados de las autoridades que rigen en la Unión Europea, aconsejada a su vez por el FMI (hasta hace poco, el banco de los países miserables).

- Los denominados "barones" autonómicos reproducen la hipertrofia estatal y la ley de hierro de las oligarquías cuando demandan más gasto y empleo para los suyos. Tenemos dieciocho caudillos distintos dentro de nuestras fronteras.

El resultado es un esqueleto estatal poblado de trabajadores ineficaces que ya solo protestan por mantener su nivel de consumo.

En estas condiciones, la ruptura profunda se producirá con la creación de grupos de apoyo y ayuda mutua que sustituyan las funciones sociales que no van a volver. No es el anarquismo de derechas que muchos desean, sino un modelo mixto asistencia-concienciación que está comenzando en muchas calles y barrios españoles. Una estrategia social sostenida y establecida en forma de redes -con el apoyo de la última tecnología- que se presenta como alternativa al  desplome institucional que se está produciendo. A partir de ahí: educación y promoción de espacios públicos en los que elaborar estrategias y, con ello, la construcción de una realidad alternativa al guión privatizador que nos asola. Aunque lo parezca, no es, ni mucho menos, una perspectiva pesimista. Lo que no nos mata, nos hace más fuertes.

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