martes, 6 de mayo de 2014

Diario de un analista confuso (2). La tesis como arma de doble filo y las gitanas mal habladas

Acabar la tesis está siendo, para mí, un arma de doble filo. Si bien es cierto que se trata de un esfuerzo enorme, cuando el futuro es tan confuso y borroso, el trabajo que supone una tesis doctoral puede llegar a actuar de cortafuego:

- ¿Qué pasará en el futuro? ¿Qué haré? ¿Qué quiero hacer realmente?
- Todo lo que tengo que hacer ahora es terminar este maldito capítulo.

El problema surge cuando la tesis está terminada. La primera tarde sentí un alivio físico que me llevó a echarme en la cama y leer algo que, por fin, no tenía nada que ver con el tema de la investigación.

Pero, pocos días después, como si se tratase de una transformación zombie, mi mente, relajada como nunca, se tensó:

- Y, ahora, ¿¿¿qué???

Tengo 33 años, y me quedan cuatro meses de contrato. Recuerdo cuando escribí en este blog aquel diario de "treintañeros que regresan, sin empleo, a casa de sus padres". O cuando publiqué aquel libro que se llamó "Un año sin botellón", y que fue llevado al cine en los Estados Unidos -sin pagar derechos de autor y con modificaciones sustanciales- con el título de Saw 7. Eran tiempos de ocio, de anarquía, de veranos sudorosos con un futuro incierto.

Me han pasado dos cosas esta semana*:

1. Como hacía calor, fui a la playa. Era domingo, y el agua era una charca fría con manchas amarillas flotando. El público, muy popular. Lo mejor fue cuando llegó una gitana y pronunció, en voz altísima, las palabras más brutales que se le podían esperar a una persona de su corta edad:

- ¡Niña, hoy vamos a ver pollas blancas, que las pollas morenas las tenemos mu vistas!

Estuve a punto de acercarme a ella para saber cómo había sido capaz de aprender tanto en tan poco tiempo. Los domingos por la tarde son prolijos en anécdotas de este tipo. No conseguí bañarme.

2. El otro día conducía hacia Granada y me paró la Policía. Me pidieron un montón de cosas. Me preguntaron si iba borracho. Yo no les contesté bien. Tardé en enseñarles el carnet y me hicieron soplar para luego decepcionarse con el resultado.

- ¿A qué se dedica?
- Se puede decir que doy clases de Sociología.
- ¿Se puede decir? ¿Y eso para qué sirve? ¡Menuda profesión la de dar clases de Sociología!
- ¡Pues menuda profesión la de poner multas a los que dan clases de Sociología!

Me dejaron salir y me quedé sin multa. Otra vez será. A veces les doy pena.

Lo dicho, la tesis es un arma de doble filo. No sé qué haré este verano confuso. Me hablan de cursos en las universidades extranjeras. Yo no tengo ganas de cursos ni de clases. Yo quiero escribir en mi blog. Y bañarme en una playa con gitanas y policías que no pongan multas. Y con treintañeros que vuelvan a casas de sus padres.

Actualidad

Baja el paro (más de cien mil personas, contando los nazarenos). Esto quiere decir que la reforma laboral funciona. A salario cero, empleo infinito. No lo olviden. La reducción al absurdo es un recurso de la ciencia económica. El paro seguirá bajando, lo que no nos dicen es lo que está subiendo al mismo tiempo. A mandar.

* Una de las dos historias es falsa. Descubre cuál es. Y recuerda que vivo en Málaga.

4 comentarios:

Rafael Fernando Navarro dijo...

Un abrazo fuerte de amigo de siempre.

sandro dijo...

Apuesto 10 que la falsa es la de la policía. Después de la tesis, hay que dedicarse a vender pescaíto o hacer etnografías de la población gitana en Málaga. Pero solo después del verano.

S.

Edelmino Pagüero dijo...

Un abrazo, Rafael, cada vez más joven :) A ver si volvemos los dos a El Plural algún día!!!

Aciertas, querido amigo. Los policías no me pararon. Haremos el estudio étnico, a ver si nos lo financian los gitanos, que tienen unas finanzas muy saneadas. :)

Anónimo dijo...

La de la poli es falsa seguro. La de las gitanas y las pollas blancas es 100% verdadera, conozco ese pelaje.